Influye principalmente la envolvente térmica del inmueble, es decir, las pérdidas de calor que se producen a través de los cerramientos, como son las paredes, los techos y los suelos.
También influyen los elementos o los sistemas de climatización, calefacción y aire acondicionado, agua caliente o iluminación, así como la orientación solar entre otros.
En función de esto, la vivienda va a ser más o menos eficiente y de ello va a depender la Calificación energética de ese inmueble.